Soy un poco iluso porque -muy en el fondo- quiero creer que, algunas veces, se cumple el dicho de “mientras haya vida, hay esperanza” y que el Valencia CF Mestalla va a ser capaz de darle la vuelta a su -agónica- situación en estas tres jornadas, pero es que sus números en la Primera Fase me devuelven a la -cruda- realidad de un plumazo: colistas del Subgrupo B del grupo 3 con tan solo una victoria en 16 partidos disputados. De verdad que quiero ser optimista porque, en cuanto a sensaciones, los chicos de Óscar Fernández se lo han ganado, pero la situación actual no invita a serlo.
El filial valencianista ha remado contracorriente desde el inicio de campaña, ha competido frente a todos sus rivales y ha merecido -mucho- mejores resultados, pero se ha acabado quedando con la miel en los labios en demasiadas ocasiones. Evidentemente, con estos resultados, lo que llevamos de temporada no puede ser catalogado de otra forma si no de auténtico fracaso.
Un suspenso rotundo para un VCF Mestalla que, sin que sirva de excusa, se ha visto mermado por la mala gestión deportiva del club y que ha sufrido una “perrería” arbitral tras otra en forma de diversas expulsiones -sin ser un equipo agresivo- y jugadas envueltas en polémica que siempre han sido perjudiciales para el Mestalleta.
Óscar Fernández, técnico del filial, lo destaca constantemente en las ruedas de prensa posteriores a los partidos: “Estamos cerca de todo, pero no llegamos”. Es un resumen perfecto para un equipo que, por sus méritos partido tras partido, no debería estar -prácticamente- abocado al descenso de categoría. O incluso dos consecutivos en caso de no remontar en la Segunda Fase. Pero, por desgracia, en el fútbol no se consiguen puntos gracias a las sensaciones. Ese ha sido el debe del VCF Mestalla.
📸: Valencia CF